1. Introducción a la investigación en el ámbito de la comunicación

1.2. Los orígenes de la investigación en comunicación

1.2.1. Introducción

La madurez de cualquier área de conocimiento se mide por la actividad de investigación que genera. En información y documentación la investigación es una actividad bastante reciente. Inicialmente, incluso, se llegó a cuestionar que fuera una ciencia debido a su carácter eminentemente práctico y relacionado con la profesión y se dudaba de que se pudiera aplicar el método científico (Ríos Hilario, 2000). Los problemas que trataban las búsquedas iniciales hacían referencia a las necesidades de la biblioteca y de la profesión (investigación aplicada) y no tenían interés en tratar los temas teóricos. Y eso explica que la disciplina naciera de la práctica profesional y luego se abriera a buscar unos principios generales que permitieran explicar el flujo informativo (Järvelin y Vakkari, 1990).

Para evaluar, cuantitativa o cualitativamente, la investigación en cualquier disciplina, se tiene en cuenta la productividad investigadora. En casi todas las disciplinas se han realizado varios análisis de contenido de las publicaciones científicas (básicamente revistas) con el objetivo principal de conocer los trabajos de investigación, analizar las prácticas y tendencias de la investigación, etc. Hasta los años ochenta del siglo XX no empezó a haber información factual sobre las publicaciones de investigación en información y documentación. Los estudios empíricos clásicos de nuestro ámbito se puede considerar que son Wersig y Neveling (1976), Järvelin y Vakkari (1990), Rochester y Vakkari (1997). En el ámbito español los autores más relevantes que estudian y analizan la producción científica se puede considerar que son Emilio Delgado López-Cózar, Ernest Abadal, Ángel Borrego, Cristóbal Urbano, Aurora González-Teruel, V. Cano, José López Yepes y Ana Belén Ríos Hilario, entre otros.

Las conclusiones más macro y más extendidas entre los expertos de la investigación en información y documentación son que las metodologías de investigación más habituales tienden a ser cuantitativas, muy relacionadas con las prácticas profesionales y, por tanto, centradas en sus problemas (Järvelin y Vakkari, 1990). Según Stroud (1982), los bibliotecarios se sienten atraídos por procedimientos que les sirvan para conocer de forma rápida e inmediata la realidad local en la que viven y los problemas que les afectan.