4. Investigación cualitativa en publicidad y social media: técnicas de investigación

4.2. Técnicas para la recogida de datos

4.2.2. Entrevista

Es la técnica cualitativa por excelencia. Una entrevista es un diálogo entre dos personas en el que una de ellas pretende obtener información de diversa naturaleza sobre la otra. Se trata, por lo tanto, de una situación común en nuestra vida cotidiana, de forma que todo el mundo tiene, al menos, una idea aproximada e intuitiva sobre el significado que tiene. De hecho, la entrevista, como técnica de obtención de datos, se emplea prácticamente en todas las ciencias sociales (psicología, sociología, comunicación, etc.), así como también en otro tipo de ciencias en las que el ser humano se convierte en objeto de estudio, como la medicina (entrevista clínica). En consecuencia, el desarrollo científico de la entrevista se ha ido especializando y diferenciando en función del contexto en que nos encontremos.

Sin embargo, cuando nos centramos en el uso que se da al término en las ciencias sociales, las diferencias respecto a otros contextos se hacen evidentes. Así, por ejemplo, la aplicación de un cuestionario por parte de un encuestador no deja de ser una entrevista en la que el abanico de preguntas y respuestas lo ha establecido unilateralmente la persona entrevistadora. Debemos ser cuidadosos y no confundir una entrevista estructurada, en la que preparamos un cuestionario con preguntas cerradas, con una encuesta, que es una de las técnicas cuantitativas más utilizadas. Recordemos que la entrevista es un diálogo, mientras que en una encuesta no hay oportunidad de conversación, aunque el encuestado tenga que contestar a una pregunta abierta. Sin embargo, el clima de la conversación, las normas sociales que se establecen para ponerla en práctica y (más adelante) la explotación de los datos remiten a un esquema completamente diferente.

La clasificación más común de las entrevistas es:

  1. Entrevista semiestructurada. Generalmente se utiliza para recoger información sociodemográfica. El entrevistador suele llevar un cuestionario preparado, pero es posible hacer otras preguntas a medida que avanza la conversación.
  2. Entrevista estructurada. Es una entrevista con un cuestionario de preguntas que no pueden cambiarse ni ampliarse. El margen de acción del entrevistador es muy limitado; este tipo de entrevista se plantea, especialmente, para minimizar los errores. Por ello hay que ser muy cuidadosos en el diseño de las preguntas, en el uso de las palabras y en la preparación del entrevistador. En la mayoría de ocasiones contiene preguntas de respuesta cerrada.
  3. Entrevista a fondo (o en profundidad). A continuación profundizaremos en este tipo de entrevista ya que es la que más información nos puede proporcionar.

Una entrevista abierta a fondo implica una serie de condiciones, que resumimos a continuación:

  • El objetivo principal de cualquier persona que haga una entrevista debe ser construir una atmósfera tan natural como sea posible, en la cual la persona entrevistada sea la que protagonice el diálogo. Para conseguirlo, se tiene que presentar el marco general de la investigación, agradecer la participación del interlocutor y advertirle del uso que se hará de sus declaraciones.
  • El grado de profundidad de la entrevista ha de ser el máximo posible. La persona que haga la entrevista ha de facilitar en cuanto sea posible la expresión de la persona entrevistada y procurar, sin caer en preguntas malintencionadas, que queden las menos dudas posibles sobre los temas que son objeto de investigación.
  • En consecuencia, no hay una duración establecida para las entrevistas. Es la persona que entrevista la que debe darse cuenta de que ha llegado el momento en que todos los temas que se había planteado ya han sido tratados suficientemente a fondo, puesto que las nuevas contribuciones no comportan ninguna modificación de las expuestas previamente. Por lo tanto, hay entrevistas que se pueden completar en poco más de media hora y otras que pueden alargarse más de una hora.
  • La función del entrevistador es guiar la conversación, intentando garantizar que se pase por todos los temas que el equipo de investigación considera relevantes. Para conseguirlo, se facilita un guion que el entrevistador debe emplear de manera meramente orientativa, como una hoja de ruta que evite que la entrevista se encalle en unos temas concretos y se dejen de tratar otras cuestiones relevantes.

Como podemos comprobar, se trata de un guion exhaustivo que, de hecho, sobrepasa los estándares habituales. Muchas veces, las personas que desarrollan la entrevista se limitan a tener una lista de temas generales. Sin embargo, ante la posibilidad de que surja algún imprevisto en la entrevista, consideramos recomendable que se disponga de un repertorio amplio de preguntas que, si bien no interrogan sobre aspectos diametralmente opuestos, sí proporcionan tranquilidad a la persona que hace la entrevista. Evidentemente, la experiencia profesional conduce a una reducción gradual de la lista de preguntas, lo que se compensa con el conocimiento acumulado y la competencia para estimular la colaboración de la persona entrevistada.

En aspectos prácticos, se debe tener en cuenta el tiempo que la persona nos da para hacer la entrevista porque esto nos ayudará a planificar el número de preguntas. Debemos dejar siempre los temas que más nos importan para el principio por si el tiempo no alcanza y el entrevistado tiene que irse. Si somos estrictos en el concepto de entrevista en profundidad, deberíamos tener más de una conversación con el entrevistado. Sin embargo, este es un aspecto muy difícil de conseguir. Hoy en día, es muy común realizar la entrevista por correo electrónico, lo que, aunque no es la manera ideal de hacerlo, nos permite acceder a personas que se encuentran en otro lugar geográfico o no tienen el tiempo necesario para un encuentro presencial.