5.3. Errorteca
1) No debemos obsesionarnos con nuestra idea inicial. Suele ocurrir que a medida que conocemos nuestro objeto de estudio y que profundizamos en el marco teórico y conceptual nuestra primera idea cambia. No pasa nada. Es normal en investigación y debemos tener la mente abierta para estos casos.
2) No hay que comenzar la casa por el tejado. Antes de comenzar las entrevistas, observaciones, etc., debemos analizar muy bien qué hacemos, con qué objetivo y cuál es la técnica más indicada en nuestra investigación.
3) Hay que evitar algunos errores a la hora de proponer un tema. El más usual es querer abarcar más de lo que podemos trabajar. Esto nos lleva a plantear temas generales que no podemos desarrollar ni siquiera en una tesis doctoral. Lo mejor es acotar. Esta debe ser nuestra palabra clave cuando planteamos un tema. Siempre empezamos con temáticas que nos son cercanas, que nos interesan o que alguien nos propone, por ejemplo, un profesor o una institución que nos pagará la investigación. En cualquiera de los casos, es necesario darle vueltas al tema, buscar un aspecto que no esté muy trabajado.
4) Para acotar el tema, una de las maneras es ir de lo general a lo particular. Por ejemplo, si me interesa conocer qué uso hacen los jóvenes de las redes sociales, aquí tengo un tema macro. Vamos a hacerlo más accesible de trabajar. ¿Qué jóvenes? Digamos que los adolescentes. ¿Pero qué adolescentes? ¿Entre qué edades? Resulta que como soy profesora de instituto, me interesa trabajar con los adolescentes de entre catorce y dieciséis años. Aquí ya acoto la edad. Decido que puedo trabajar con mis alumnos, lo que acota el tipo de jóvenes: los jóvenes de entre catorce y dieciséis años del instituto x.
5) No hay que plantear demasiadas preguntas y demasiados objetivos. Este error es muy común. Cuando iniciamos una investigación como el TFM o un estudio corto, es necesario que planteemos una pregunta inicial, un objetivo principal y tres específicos. No tendremos tiempo para más.
6) Hay que evitar los errores a la hora de plantear una pregunta de investigación. No podemos plantear preguntas sobre hechos pasados, ya que sería una especulación. Tampoco podemos plantear preguntas demasiado genéricas, ni en las que necesitemos la bola de cristal de un adivino.
Veamos un ejemplo:
¿Qué es lo que hace que haya cierto sentimiento de rechazo hacia los nuevos lenguajes de la música culta contemporánea por parte de los oyentes de música culta?
Esta pregunta, además de tener problemas de redacción, incluye un juicio de valor. Desde este punto de vista, no es una pregunta de investigación adecuada.
Sería más conveniente preguntarlo de la siguiente manera:
¿Qué opinión tienen los oyentes de música culta hacia la música culta contemporánea?
Aquí no incluimos ningún juicio de valor. Simplemente queremos saber cuál es la percepción hacia la música culta contemporánea.
Es una pregunta clara (precisa: quiero conocer la opinión de los oyentes de música culta sobre la música culta contemporánea), viable (realista: puedo obtener respuestas) y pertinente (responde a mi objetivo de conocer esa opinión).